Todas las personas podemos alcanzar grandísimas posibilidades, cuando aprendemos a identificar los patrones clave que existen dentro nuestro, para manejarlos y así, de un modo integral y abordando varios aspectos, impactar de manera significativa en la realidad que nos rodea y en la que vivimos, a base de acciones concretas y reales.
Mi experiencia de vida personal y profesional, me brindó la posibilidad de profundizar en el conocimiento de la conducta humana y pude ver con claridad la importante e íntima conexión entre la dimensión emocional y los procesos laborales.
El desarrollo emocional, puede transformar nuestro pensamiento, y de esa manera, modificar el comportamiento, generando así, el verdadero salto de calidad.
ACTUAR, es clave, PENSAR, es fundamental, y SENTIR, es esencial.
Existe un concepto revolucionario que introdujo Carl Rogers a partir de su teoría del Enfoque Centrado en la Persona, que, resignificando ideas que ya existían, permite aún más, allanar la visión de ese puente conectivo. Incluso sirve para ejercer como agente de cambio y ayuda para muchas otras personas.
Este, es el concepto de las tres actitudes básicas:
– Empatía,
– Aceptación Positiva Incondicional
– Congruencia
Cuando aprendemos a escuchar de verdad, es decir desde un lugar empático, cuando nos despojamos de nuestros prejuicios, aceptando incondicionalmente al otro, y cuando somos congruentes y lo que hacemos está en la misma línea de lo que pensamos y sentimos, empezamos a conectarnos con la esencia de la vida y de nuestro propio camino.
Al dirigirnos hacia ese horizonte, empieza a funcionar esa plasticidad de nuestra naturaleza orgánica, y las creencias limitantes se empiezan a diluir, se activa lo que se conoce como la Tendencia Actualizante.
Sin dudas que no es fácil, pero al acercarnos, conocer y aceptar nuestro mundo perceptivo, lo hacemos también con el de otras personas, conectándonos con ellas y a la vez, con nosotros mismos, encontrando así, paso a paso, nuevas vías de acción para crecer, y transformar nuestra realidad.
Salimos de la pasividad a buscar la vida y agarrarla con nuestras propias manos.
Tomando en cuenta esto, en nuestro trabajo y rol dentro de él, ésto funciona de la misma manera.
Cada vez que decidimos encarar un nuevo proyecto laboral, la SUMA de las habilidades duras y blandas ayuda a mejorar, pero lo que proporciona el verdadero desarrollo, y es imprescindible para alcanzar los objetivos propuestos, es, como vemos, un tercer elemento: lo ACTITUDINAL.
Esto es lo que posibilita que TODO se MULTIPLIQUE.
Desarrollar las Herramientas Intangibles y utilizarlas, con Convicción, nos potencia y ayuda a gestionar las dificultades de una manera superadora, tanto a nivel individual como en los equipos de los que formamos parte.
La riqueza de estas herramientas de desarrollo reside, en el flujo de la experiencia de cada persona y en que, esencialmente no son estados separados sino que están interrelacionadas y constituyen un proceso, el cual al transitarlo, seguro nos interpele y a lo mejor en un primer momento resulte incómodo, pero que más adelante se volverá fascinante por su alto nivel de aprendizaje.
Claro, esto solo, no “pone el pan arriba de la mesa”, y los resultados a veces pueden variar, pero en este mundo cambiante y globalizado, esto constituye la piedra central de la innovación y la competitividad, y sin duda, ayudan a que los caminos que se decidan tomar sean mucho mejores, y así, avanzar hacia una forma de pensar y conductas, más abundantes, estratégicas y transformadoras.
De esta manera, el Éxito del que tanto hablamos y que tantas veces buscamos, estará, seguro, aún más cerca.